Hallazgo reciente en la Cantera de la Muntayeta Blanca dels Estanys de Almenara

Un poco de historia

El coleccionista que por primera vez dio a conocer ejemplares de calcita procedentes de esta cantera fue Manuel Ríos Beltrán quien la visitaba en solitario al menos desde finales de la década de los años 70.  En 1980 a estas salidas le acompañaron Juan Miguel Casanova y Benito Gimeno.

El primer hallazgo de interés se realizó el 2 de mayo de 1981 en una excursión encabezada por Manuel Ríos junto a Javier Taléns, Vitorino Sánchez y Juan Miguel Casanova.

Después de este hallazgo la cantera cerró al poco tiempo y aunque los coleccionistas continuaron visitándola, al haber cesado la actividad la posibilidad de aparición de nuevas geodas desapareció.

El 22 de agosto de 1983 tuvo lugar un nuevo hallazgo totalmente casual por parte de Julio Martínez y Juan Miguel Casanova al encontrar una enorme geoda abierta al desplomarse una de las paredes como consecuencia de unas lluvias intensas. Se extrajeron centenares de piezas sueltas que eran grupos estalactíticos desprendidos por las vibraciones producidas por las explosiones y que se acumulaban en la base de la geoda. La altura a la que se encontraba la geoda del suelo y la verticalidad de la pared les impidió picar en su interior. Uno de los ejemplares extraídos en esta geoda fue portada en 1997, de uno de los primeros calendarios de minerales en gran formato que se editó en España, realizado por Manuel Canseco y editado por Castelló d’Impressió

Los cristales  aparecían  tapizando  el  interior  de grandes cavidades de origen cárstico, aunque los más espectacular eran los grupos estalactíticos que se formaban en el techo de estas cavidades, algunos  de  los  cuales  alcanzaban  tamaños  de  hasta  30 cm. También había cristales con crecimientos retorcidos equivalentes a las formaciones excéntricas o helictitas. Estos cristales, con tamaños de hasta 10 cm, eran de color amarillo o amarillo-verdoso y presentaban una intensa fluorescencia y fosforescencia.

Posteriormente Julio Escribá realizó otro importante descubrimiento extrayendo ejemplares estalactíticos de hasta 30 cm de longitud.

En esta misma década y hasta convertirla en basurero municipal, numerosos aficionados como Luis Miguel Cabo, Andrés Santos, Pascual Juan, José Manuel Ruzo, Ramón López, Amparo Civera, María Jesús Suárez y Manuel Canseco, siguieron visitándola obteniendo ejemplares de diversas tipologías. En una de esas expediciones encontraron un ejemplar de 40 x 50 cm que está depositado en el Museo Municipal de Borriol.

A mediados de los 90 un grupo formado por los hermanos Tarín, J.M. Bartol y yo mismo inspeccionamos dicha cantera y pudimos extraer algunos aragonitos blancos, así como algún cristal de calcita también blanco y algunos anaranjados de mayor tamaño, pero no hallamos ninguna calcita parecida a las extraídas en la década anterior.

Después de tanto tiempo, el 20 de enero de este año, Honorio Ramón y yo decidimos volver e inspeccionar nuevamente dicha cantera, encontrando un pequeño agujero que continuaba, pero por su estrechez e inestabilidad no lo acabamos de inspeccionar, sacando algunas piezas poco definidas y con cristales inferiores a los 5 mm, no obstante la continuidad de la geoda y unos cristales que parecían de mayor tamaño en la parte superior a unos 2 metros de la entrada hizo que a la semana siguiente volviese acompañado por los hermanos Tarín para ver sus posibilidades reales. Cuando ya nos íbamos, en un último intento conseguí sacar alguna piezas mucho mas estética, lo que animó a Juan Carlos Tarín a utilizar concienzudamente el mazo y el escarpe en uno de los laterales para intentar hacerse el suficiente espacio para poder penetrar un poco; la jugada salió bien y al poco rato habíamos avanzado un metro mas; Juan Carlos tumbado iba escarbando piezas sueltas y poniéndolas a su espalda iba yo cogiéndolas y dándoselas a su hermano Fernando Tarín, que las dejaba en el suelo llano mas cercano; la cosa comenzó a funcionar rápidamente y pronto sacamos las primera estalactitas de aragonito o de calcita (creemos que unas son aragonito y otras sólo calcita) recubiertas por recristalizaciones de calcita con una estética parecida a las antiguas piezas; en el agujero comenzaron a  aparecer también huesos de animales como si de un nido de rapaces se tratase, cráneos de ratones  y pequeños huesos de otros animales mamíferos; por eso hemos querido bautizarla como la Geoda de los Huesos.

Sin darnos cuenta, Juan Carlos ya tenía todo el cuerpo en el interior de la geoda y sacaba piezas con mucha mayor facilidad, llegando a más de dos metros de profundidad en la zona de mayor extracción de piezas mas estéticas; para ir sacándolas, su hermano Fernando y yo hicimos una especie de cadena humana hasta el exterior. Los resultados los tenéis en las fotos, con piezas de gran tamaño, estalactitas de 3 a 15 cms y recubrimientos de calcita con cristales de pocos milímetros hasta dos centímetros (piezas «esqueléticas»). En las fotos podéis ver piezas antiguas de los 90 blancas y cristales bien definidos de calcita de 2 cms así como algunas de las piezas actuales , principalmente las de forma estalactítica.

Adrián Pesudo