Cristiano Herrgen

Cristiano Herrgen

Maguncia, 1760 – Madrid, I.1816.

 
Natural de Maguncia. Vino a España a finales del siglo XVIII, destacando desde un principio por sus grandes conocimientos en mineralogía. El 28 de marzo de 1791 fue contratado como profesor de esta disciplina en la recién creada Real Escuela de Mineralogía, a cargo de Francisco Chavaneau.En julio de 1794 el fallecimiento de Juan Palafox Rovira dejó vacante la plaza de colector que éste desempeñaba en el Real Gabinete de Historia Natural de Madrid. Su vicedirector José Clavijo y Fajardo vio en la persona de Herrgen el candidato ideal, pasando a desempeñar este nuevo cargo por una Real Orden de 15 de octubre de 1796.

En la Escuela de Mineralogía al margen de la actividad docente, desarrolló otras tareas como la investigación o la elaboración de publicaciones para su uso en la docencia. Con este fin, entre los años 1797 y 1798 tradujo del alemán la Orictognosia de Juan F. Widenmann, trabajo que le proporcionó un gran prestigio. Se editaron mil quinientos ejemplares, cuya impresión y correcciones dirigió Clavijo. Herrgen además de su lengua vernácula, hablaba perfectamente francés, inglés, italiano y castellano.

En 1797 se cerró la Escuela de Mineralogía y en consecuencia cesó la docencia. El 3 de junio de 1798 Clavijo dirigió al Secretario de Estado Francisco Saavedra un extenso oficio titulado, “Medios de hacer útil para la prosperidad de la nación española, el Real Gabinete de Historia Natural”. En él justificaba la necesidad de recuperar los estudios de mineralogía abriendo nuevamente la Escuela. En su escrito propuso a Herrgen para ocupar el puesto de profesor, del que no escatimó elogios. El proyecto propuesto por Clavijo no se hizo esperar y una Real Orden de 13 de junio de 1798 nombraba a Herrgen profesor del ahora denominado Real Estudio de Mineralogía.

En 1799 un decreto de Carlos IV le nombró uno de los cuatro editores de la primera revista científica española, Los Anales de Historia Natural. Junto con Antonio J. Cavanilles, ambos fueron los editores que realmente mantuvieron activa la revista.

Con todos los medios preparados, inició sus clases en el Estudio de Mineralogía el día 24 de marzo de 1800 con la lectura de un discurso inaugural. Discípulo de la escuela de Werner, fue el primer y único profesor de mineralogía en España durante casi dos décadas y a quien le debemos la institucionalización de una forma definitiva de esta disciplina en nuestro país. Durante el periodo que estuvo al frente del Estudio de Mineralogía realizó una brillante labor en numerosos aspectos, siendo el responsable de que su enseñanza en España alcanzara en esos momentos un nivel muy superior a la impartida en Francia.

En 1803 propuso al Secretario de Estado un nuevo plan de enseñanza de la mineralogía, con el que pretendía crear una auténtica carrera, cuya titulación permitiera a sus alumnos ocupar cualquier plaza técnica en la explotación minera.

El 14 de mayo de 1804 recibió una Real Orden en la que se le agradecía su espléndido trabajo al frente del Estudio de Mineralogía. Pero curiosamente el día 23 de ese mismo mes, recibió una nueva Real Orden en la que se le hicieron diferentes cargos por no haber dado el número de lecciones necesario. Muy enojado ante tales acusaciones, Herrgen amenazó con dejar el cargo por lo improcedente de las mismas. Una Real Orden puso fin a este asunto reconociendo lo injustificado de tales cargos.

En 1806 se puso en marcha parte de su plan de enseñanza propuesto tres años antes. Se empezó contratando a Martín de Párraga, a quien Herrgen había formado como su sucesor, para que impartiera la orictognosia de Werner y la mineralogía de Haüy, mientras que Herrgen se encargaría de la geognosia. Uno de sus más distinguidos discípulos, Ramón Espiñeyra, fue nombrado más tarde como su ayudante. Los cadetes de la Academia de Minas de Almadén antes de comenzar allí sus aplicaciones prácticas acudían a las clases impartidas en el Estudio de Mineralogía.

Entre sus discípulos figuran Martín de Párraga, Ramón Espiñeyra, Andrés Alcón Calduch, Donato García y Juan Sánchez Cisneros.

Con la ocupación de las tropas francesas en 1808, cesaron las clases aunque Herrgen no abandonó el Estudio de Mineralogía, consiguiendo salvar todo cuanto contenía. No sucedió lo mismo con sus propiedades personales que las perdió por completo durante los saqueos. En los años que duró la ocupación no percibió ninguna cantidad de su sueldo, viéndose en la obligación de trabajar en otras ocupaciones para poder subsistir.

Una vez finalizada la guerra y retirados los franceses, Herrgen comenzó las gestiones ante Felipe Canga Argüelles, encargado de la instrucción pública, para volver abrir el Estudio de Mineralogía. En junio de 1814 solicitó al Ministerio que la cátedra de mineralogía pasara a depender del Real Gabinete de Historia Natural. Herrgen argumentó a favor de su petición que las colecciones estaban almacenadas en los sótanos del Gabinete en donde se guardaron para protegerlas de los saqueos. Por otro lado los franceses habían vendido al conde de Campo Alanje el local que ocupaba anteriormente el Estudio de Mineralogía en la calle del Turco.

Finalmente, se aceptaron sus propuestas y el 20 de diciembre de ese mismo año se reanudaron las clases. El curso duró once meses y en él Herrgen explicó la mayor parte de la geognosia. En enero de 1816, al poco de finalizar este primer curso falleció en Madrid.

 

OBRAS DE

BIBLIOGRAFÍA

Fuentes: Maffei y Rua Figueroa, 1871-1872; Rumeu, 1979; Portela, 1983f; Barreiro, 1992; López Azcona et al., 1992, vol. 3, p. 258-259; Parra y Pelayo, 1996; Ordóñez, 1999.
 

Juan Miguel Casanova

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